La tormenta
He esperado veintisiete años por este día. Desde el amanecer oscuro, como si estuviera atardeciendo; desde que el aire violento entró por la ventana y echó abajo las pocas flores del jardín artificial, supe que
Partes de Guerra, por Gabriela Guerra
He esperado veintisiete años por este día. Desde el amanecer oscuro, como si estuviera atardeciendo; desde que el aire violento entró por la ventana y echó abajo las pocas flores del jardín artificial, supe que
Una mañana cualquiera en el DF. El tráfico estaba hasta el borde: el borde del abismo, el borde de las circunstancias, el borde de los nervios. Yo tenía que llegar a ese evento en menos
A veces, mirándome críticamente, y a la gente alrededor, tengo la sospecha de que el tema de la emigración y las nostalgias está agotado. Leo blogs interminables sobre cómo somos los cubanos fuera de Cuba,
“Vivo en guerra entre mis preocupaciones y mi insomnio; mis sueños y mis limitaciones; mis ambiciones y mi desvencijada humildad…,
Foto: Gabi Guerra “A mitad de camino, entre el infierno y el cielo, yo me bajo en Atocha, yo me quedo en Madrid”. Yo me bajo en Atocha, Joaquín Sabina Madrid era para mí una
La culpa de la existencia La culpa de pasar sin ser La culpa de no hacer nada O de hacer demasiado De una vida vacía De querer llenarla De no mover un solo dedo La culpa
Foto: Gabi Guerra Crónicas de España “Cuando apenas teníamos 15 años, o incluso algunas de nosotras aún no los habíamos cumplido, llegamos al Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas, Vladimir Ilich Lenin, Calabazar, La Habana,
Fotos: Gabriela Guerra Rey Hace apenas unas horas tomé un autobús rumbo a un aeropuerto hasta entonces desconocido, el Barajas de Madrid, y remonté vuelo en un avión que me trajo de vuelta a París.
Hoy iba a contarles que fui tía-mamá-cocinera-niñera; que llevé a Agnés a la escuela y la busqué; que juntas encontramos unos caracoles en el camino y los trajimos a casa (y mamá, la de verdad,
El camino extraviado que encontré esta tarde Hoy fue un día excepcional, porque encontré en las callejuelas aledañas al barrio latino un camino extraviado por un amigo, que me lo puso en las manos antes de