
Que arda el río
“¡Tierra!, grita en la proa el navegante y confusa y distante, una línea indecisa entre brumas y ondas se divisa”. Juan Antonio Pérez Bonalde Que arda el río, que arda el río… que delire vibrante,
Letra del Escriba
“¡Tierra!, grita en la proa el navegante y confusa y distante, una línea indecisa entre brumas y ondas se divisa”. Juan Antonio Pérez Bonalde Que arda el río, que arda el río… que delire vibrante,
FORMICARIO Cuando las hormigas caminaron sobre mis sueños supe que era momento de erradicarlas a pesar de la estima que les tuviera por sus trabajos insomnes, de que piensen siempre en plural, de que el
Y que la vaca que pace con la cabeza baja supera a cualquier estatua Walt Whitman Las vacas piensan, ensayan, son graves como sus ojos, como sus ubres hermosas. No mastican yerba, mascullan ideas; cuando
Ausgang De niño me dijeron: “hay que ganarse la vida”. “¿Ganarse la vida?”, me preguntaba en voz alta incluso en las calles y en la cola para comprar el pan recién horneado. Ganarse la vida
TAZA DE SILENCIO La noche debería tomar su cuchillo y raspar de mis huesos estas costras de cansancio, poner sueño de por medio entre el insomnio y la mañana, limpiar como un río de mis
DIME BRUJA Dime bruja y que el deseo vuelque tus ojos. Dime tierra, llénate de mis humedades, hiende mis surcos como una flecha y atraviesa mis danzas con la lluvia. Hazme bruja, dame de comer,
una voz que creció omitida en las palabras lancé mi piedra a lo desconocido y rompí la ventana del idioma todo de una vez la herramienta y el sitio los árboles los olores el seguro
I Lo reconozco: soy tan humano como el perro que me guarda lealtad bruta, como el agua que me sube a la cabeza (en lugar de humo) mientras la luna tira de mis ideas, como
FOMO quiero escribirte uno de amor, pero el celular me incomoda acumulo citas onda Back To The Future y una impagable deuda kinesiológica en la columna vertical . el espacio de lo público está recubierto
. SU LARGA MELENA Anochece, paso a paso las luces rojas se sumergen en la ciudad temblorosa. Laten las manos al volante, la música al ritmo del beso lento de las copas de los árboles