Poemas de Gabriela al Iztaccíhuatl
Hace ocho años comencé a subir montañas en mi tierra adoptiva. Buscaba algo que no sabía, ¿libertad?, ¿a mi viejo y lejano mar? Encontré otra dicha. En 2020, cuando se supo la noticia de que
Hace ocho años comencé a subir montañas en mi tierra adoptiva. Buscaba algo que no sabía, ¿libertad?, ¿a mi viejo y lejano mar? Encontré otra dicha. En 2020, cuando se supo la noticia de que
Desde que, hace unos años, conocí la poesía de Luis Benítez, supe que estaba entrando a un abismo inconmensurable, hondo y turbulento como los océanos, estepario a veces, desértico y a la vez montañoso, pleno
Gabriela Guerra habla con Rodrigo Sandoval sobre la novela corta Desde hace unos años la novela corta ha emergido como un género que los lectores prefieren, tal vez por su brevedad, y que los escritores
“La historia, pienso, no ha sido más que una sucesión cruel de asesinatos”, dice Inés, protagonista y narradora en primera persona de una de las tramas individuales que arman Sinfonía de la patria. “Y siempre,
Cavar, cavar, cavar Desenterrar a los muertos para despedirnos de ellos Volver a enterrarlos El mío quería que lo echaran al mar El tuyo, que lo llevaran a la montaña umbría Continuar cavando hacia las
(Xtrail México, Cañón del Paraíso, Peña Miller, Querétaro-12 de marzo, 2022. Crónica de una escritora que corre). Fotos: Israel Quezada Diez años, recuerdo que Xtrail México cumple diez años, y viene a mis ojos el
“Llorar lo hacía sentirse vulnerable, y se negaba la fragilidad. Era un apóstata de la ternura, pero la practicaba a escondidas, en silencio, en tinta negra. Jamás hubiera perdido la oportunidad de conquistar”.
(cómo escribí Hellena de Todas Partes) Creo, hoy más firmemente que nunca, que las obras que escribimos quienes confiamos aún en este oficio macabro y dulce ya vivían dentro de una transparente célula adosada como
. . . Abre su mano . Ella abre su mano y cuelgo como una gota de lumbre gastada. Entre la superficie y el sin-lugar hay un océano donde todo disminuye. . Luego alza sin
Por el camino de la amistad, mi querido Eduardo Goldman, gran novelista argentino, trajo a mis manos un libro sin título: “32 poemas”, es todo lo que lo identifica, y un nombre, Hyam Plutzik, poeta