
La torre de madera
Un estoicismo de mil años otorga a la torre veleidades de eternidad. Dentro, entre sus entrañas que crujen de viento y se indigestan con termitas, un Buda finamente esculpido vive el sueño muerto de la
Un estoicismo de mil años otorga a la torre veleidades de eternidad. Dentro, entre sus entrañas que crujen de viento y se indigestan con termitas, un Buda finamente esculpido vive el sueño muerto de la
Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo. Génesis En la fértil tierra de un libro, donde muerto amarillea un pedazo de bosque, sembraste las palabras
Soy como el junco que se dobla, pero siempre sigue en pie. Canción “Resistiré” Hermes, échale un vistazo a ese caminante, dijo Zeus desde su poltrona de nubes tronantes. El aludido entrecerró los ojos para
«El mundo es un libro, y quienes no viajan leen solo una página» Agustín de Hipona Tengo un mapa del mundo colgado sobre el respaldo de mi cama. Sus placas tectónicas son de corcho, y
No lejos de donde, apilados unos sobre otros, viven los hombres su decadencia de colmenas verticales —erigidas en la tóxica yuxtaposición de vidrio, muro y escalera—, se obstina un vergel secreto, desafiando la “prosperidad” del
Hölderlin se levanta, se sienta frente al piano y comienza a tocar una melodía que enseguida reconozco: la Novena Sinfonía de Ludwin. Cierro los ojos y disfruto de su brillante interpretación, aunque un pensamiento me perturba, “¿no estaré muerto?”.
as obreras ya se atienen a juntar el alimento.
Una interminable caravana de frutos y ramitas
que acarrean diligentes sus pequeñas cabecitas.
Si lo oyes, desconfiado, atacado de escepticismo y te suena a ficción;
no lo dudes, compañero; él, aquel barbudo, te fundó una religión.
No se escuchan bandoneones en Abasto
ni hay peleas en el viejo Luna Park.