Un cuento que me enseñaron en la escuela

Él hizo, a instancias de su padre, de su tumba un cenotafio,

ascendiendo y confirmando, para asombro de todos, su presagio.

 

Si lo oyes, desconfiado, atacado de escepticismo y te suena a ficción;

no lo dudes, compañero; él, aquel barbudo, te fundó una religión.

 

Me pregunto atribulado y perplejo, a riesgo de que me traten de pendejo

¿No podría este loco lindo, se me ocurre, haberse salvado el pellejo?

 

No se ofusquen, no me agredan, ni me acusen de ingrato

pero creer en estos cuentos; che, amigo, se me hace de novato.

 

Más aún si en la teoría, el pobre de José nunca la tocó a María.

Si esto a tu madre le hubiera pasado, dime, ¿quién carajo le creería?

 

Los más raro es verlo a Pancho, vistiendo de blanco,  siempre tan ufano.

Mil abusos condenando, muy orondo, en su pequeño trono del Vaticano.

 

Como si sus largas y aburridas peroratas enfermas de ceguera,

fueran a rescatar a todas aquellas brujitas que quemaron en la hoguera.

 

Mientras tanto, en su parroquia, el cura cumple con el ancestral rito:

“¡Che, purrete! Basta de lágrimas, hacedme caso ¡y tocadme el pajarito!”.

 

 

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Guest
Juan Carlos Perez Caballero
October 6, 2018 3:28 pm

burdo, pero bueno, me gusto, felicidades

Guest
Leandro
October 6, 2018 4:08 pm

Excelente Luchó. Felicitaciones.