En esa eterna lucha entre las palabras y las imágenes, me he visto implicada en una suerte de alucinación en la que no comprendo el porqué de la discusión. No hay nada que yo pueda decir en este espacio que le haga real justicia a las fotografías de las que pretendo hablar, recogidas, compiladas, compuestas y hechas para México maravilloso, de José Jiménez.
Su autor, joven, vivo, fotógrafo y viajero, tiene el ojo grandilocuente, astuto, a juzgar por su obra, y ensancha su lente para alcanzar todo eso que define a este país, que lo hace admirable para su gente y sus visitantes. México maravilloso, México en colores, en paisajes, en suburbios, en rostros, en tradiciones, en construcciones milenarias o modernas, son el reflejo de un trabajo a lo largo de la nación, hecho sobre ruedas para salvar las distancias, con solo un objetivo cada vez: ese donde se posó el ojo del artista.
Verde, blanco, rojo, colonial, moderno, aéreo, marítimo o de la pura tierra, todo ello en más de 200 imágenes, pasta dura, bilingüe las breves crónicas y descripciones (porque es un libro de fotografías), de AM editores, agotado en la mayoría de las librerías, nos lleva a la pregunta que su autor aspira nos hagamos: ¿esto es México? Yo, extranjera, con ojos contaminados por las bellezas de esta patria sustituta, he descubierto tantos Méxicos como imágenes capturó José. Quizás exagero.
“Todo puede suceder cuando en el acontecer rutinario nos atrevemos a realmente observar, aprender y descubrir qué hay en un entorno llamado país, que ofrece una estética admirable, que nos acompaña a donde vayamos, que siempre está ahí y no se marchita, solo está esperando maravillarnos”.