El lector de Julio Verne, Almudena Grandes

El primer libro que metí en mi maleta antes de salir a este “largo” viaje fue El lector de Julio Verne, segundo de la trilogía “Episodios de una Guerra Interminable”. Lo escogí porque son extensos libros sobre un tema que me sigue fascinando: La Guerra Civil Española y el Franquismo; también porque necesitaba algo que me durara por lo menos la mitad del viaje (en eso fallé). Mi idea era no cargar demasiado, y dejar espacio y peso a los nuevos libros que seguro compraría. La última de mis razones, y en realidad la más importante, es que yo por fin iba a conocer la Madre Patria. De hecho, los dos libros que decidí traer, hace ya varias semanas, eran de dos escritores españoles.

El Lector de Julio Verne lo terminé antes de que se acabara la segunda semana, y suficientes días antes de pisar Cataluña. Lamenté entonces habérmelo bebido tan aprisa, pero eso ya no tenía remedio. ¿Qué puedo decir?, lo aniquilé con tanto ímpetu como cuando leí el tercer libro de la trilogía: Las tres bodas de Manolita, también reseñado en este espacio.

El lector… se cuenta desde la voz de Nino, el hijo de un guardia civil, de nueve años, que vive en la casa cuartel de un pueblo de la Sierra Sur de la provincia de Jaen. Un niño, que era como todos los niños hasta que conoció a Pepe el Portugués, en el verano de 1947, y su vida, aunque parezca lugar común, cambió para siempre. Un niño sensible que aprendió de cuál lado de la justicia quería estar, y hacia quién iban dirigidas sus lealtades.

Las clases de mecanografía en el cortijo de las Rubias serán decisivas en la formación de Nino, que como narrador de la novela le aporta el valor histórico y la ternura de ver hechos muy graves desde la ingenua infancia: desde la lucha por la justicia, la dictadura, la tortura, incluso el asesinato, hasta el amor a su gran amigo, sus padres o a la niña de sus primeros sueños, además de las aspiraciones, temores y anhelos frente al porvenir.

Ahora, cuando pienso en el regreso a casa, recuerdo que el primer tomo de “Episodios de una Guerra Interminable” está en mi librero, gracias a un amigo, y eso reconforta aún más la vuelta al hogar y el reencuentro con ese mundo que es mi mundo, y que por momentos se ha quedado solo en el plano de los recuerdos. Para hacerlo como me ha dado la gana, he leído los libros de atrás para adelante, pero estoy segura de que cualquiera puede leerlos en el verdadero orden. Y espero que, “aun así”, los disfruten tanto como yo. El secreto de todo está, claro, en las páginas de un libro de Julio Verne y en el propio terrible camino de Nino hacia la madurez.

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