En estos tiempos los amantes ya no se preguntan por los sueños ni las ocupaciones o preocupaciones. Dejaron de celarse, de extrañarse; y de regalo: pastillas para el insomnio. En estos tiempos ya no hay flores ni paseos por el parque ni visitas al mar. Los besos son producto del alcohol, y los encuentros fortuitos, de los mails . Olvidamos las taquicardias, las punzadas en el estómago, las sudoraciones molestas en las manos y el erizamiento del último bello del cuerpo. Vamos a lo que vamos… ¿Cómo es que llegamos a enamorarnos sin el sobresalto previo de las pasiones ni la voracidad física ni la catástrofe de las despedidas? ¿Acaso es un ciclo y en venideras fechas volveremos a dejar flores y tarjetas en el pupitre o el balcón de ella, o mensajitos mediante amigas en el bolsillo de él? No sé. Hoy me encuentro pesimista. De loca se me ocurre escribir estas líneas.
“¿Como es que llegamos a enamorarnos sin…la catástrofe de las despedidas?” ¿Hemos llegado? ¿Quienes?
Lo que si no puede pasar es que tecnologicemos el corazon!Seria un crimen para la misma humanidad intentar almacenar el alma en la “nube” y que la Internet encadene el amor. Todo parece negro, pero la luz seguira estando ahi, justo donde la puedas ver y creer en ella.