En novimebre de 1922 en un pueblito costero llamado Azinhaga nació quien llegaría a ser uno de los más importantes escritores del siglo XX, José Saramago.
En el año 1998 fue condecorador, por primera vez para un portugués, con el premio Nobel de literatura, ya para entonces era leído en todo el planeta.
En junio de 2010, a los 87 años de edad, y aún sin haber dicho todo, murió Saramago.
Porque he sido una gran admiradora de sus letras, porque bebí de ses mejores novelas desde muy joven y porque esta tarde mi madre me ha regalado una definición de hijo que se le atribuye al escritor, la comparto con ustedes.
“Hijo es un ser que nos prestaron para un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender a tener coraje.
Sí, ¡es eso!
Ser padre o madre es el mayor acto de coraje que alguien puede tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo de perder algo tan amado.
¿Perder? ¿cómo?
No es nuestro, ¿recuerdan?
Fue apenas un “préstamo”.
Cierto, pero es un préstamo que llega a convertirse en el don más preciado que jamás llegamos a tener en el efímero tiempo que dure el empréstito.
Un préstamo por el que damos la vida, sabiendo que hay que devolverlo.
Un préstamo sin intereses pero cuyo cuidado lleva implícito ¡el más alto sacrificio y la defensa más sólida!
Cuida tu préstamo, muchos lo querrán, otros lo odiaran,
¡Sin embargo para ti no tiene precio!”
Es un poema el dr lis hijos que dice la verdad hay que disfrutar con ellos mientas esten con nosotros .