Dentro de la élite mundial, otro artista, representante y revolucionario de la plástica, alcanzó en igual período que Franz Kafka el renombre que a este último le costaría años. Pablo Ruiz Picasso, pintor español – francés, cuya vida estuvo llena de momentos y obras claves, y una trascendencia signada casi desde los anales de su días. Artista prolífico, Picasso fue un rebelde de formas, estilos y creador inimitable de las diversas corrientes que revolucionaron las artes plásticas del siglo XX, desde el cubismo hasta la escultura neofigurativa, del grabado o el aguafuerte a la cerámica artesanal o la escenografía para ballets.
Reconocido como el artista más famoso de su tiempo y el que más rica obra personal legara a la posteridad. A pesar de haber atravesado por muy diversas etapas y de que su vida y obra estuvieran marcadas también por las guerras, su estilo fue personal, único e irrepetible. El comunista, pacifista, muchas veces prófugo de las fuerzas militares imperantes, tiene hoy más obras que nadie, en mayor número de museos de la Tierra, y por demás, encabeza el ranking mundial de subastas.
