LA RUBIA QUE INVENTÓ EL SUSPIRO

ÍCONOS DEL SIGLO XX

En el siglo V A.N.E. o en el XX después de ella, siempre, en cualquier etapa o momento histórico, un ícono se forma, una figura perdura, un hombre deja de ser mortal, una imagen se repite a fin de perpetuarse en la memoria.

La enciclopedia comenta acerca de la palabra ícono en la Ortodoxia Oriental y las viejas tradiciones de la pintura cristiana, se trata de un panel plano en el que aparece pintado un ser santo o un objeto consagrado. Sin embargo, la historia y sus remilgos demuestran  que no es necesario ser santo para cubrir las páginas de la posteridad. El ícono de hoy es muchas cosas, es imagen, signo, representación, símbolo. Puede ser rostro, nombre o persona. Cuando el siglo XXI avanza irrevocable, dejando atrás los lastres de pasadas épocas, todavía los ecos de emblemas anteriores llegan con gritos profundos al presente.

Marilyn, la estrella del glamur americana, la mujer que inventó el suspiro, robado luego por millones de seguidoras en el mundo, que la burlaron por superficial pero repetían sus miradas y atuendos. La más femenina de las chicas que no pudo tener hijos, el símbolo de cabellos rubios que encantó a los caballeros: al  admirador de cabaret, al escritor consagrado, al deportista de grandes ligas, o al propio presidente de los Estados Unidos. Esa era Marilyn Monroe, el ícono femenino que cambió la historia de mediados de siglo.  Nacida en 1926, en cuna de paja y la infancia vivida entre zarzales, se convertiría en el símbolo sexual de los años 50, y llegó a transformarse en el sueño de los fotógrafos. Todos querían una Monroe en sus películas para vender la imagen de la mejor de las rubias. Productores, directores, fotógrafos y numerosos amantes, se disputaron sus dones, disminuidos por los medios y el tiempo.

Obsesionada con la idea de haber heredado la enfermedad de adicción sexual de su madre, con una exitosa carrera de modelo, actriz y  superestrella, con las medidas exactas y una “eterna y alegre” sonrisa de amarillo, llegó Marilyn al final de sus días. Aunque ante las cámaras era sensualidad y seguridad, fue de complejidad patológica. Intercambió premios con clínicas siquiátricas. Durante casi una década fue la estrella más rentable de la Twenty Century Fox y sin embargo tocó las puertas de la eternidad muy joven, tras el consumo de abundantes de barbitúricos.

Sobre la muerte, o quizás la manera de morir, todavía se especula. Una madeja de enredos que con su desaparición se tornó leyenda misteriosa. Con 36 años Marilyn Monroe falleció llena de insatisfacciones y penas, y agregó una pizca más de recuerdos para quienes siguen fantaseando con la chica fatal y hermosa a la que los poetas no pudieron resistir sus versos frívolos. En la memoria del mundo Marilyn siempre tendrá la misma edad y esa sonrisa de glamour, que es algo más con que la recuerda la humanidad, y un viento misterioso levantará su saya orlada para que los caballeros suspiren con la posibilidad de desentrañar sus enigmas.

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