LISTA ROJA PARA BORRAR ESPECIES

Y Félix Guerra

Más de 400 nuevas especies se incluyen en la Lista Roja de los amenazados desde la última evaluación. El antílope saiga, el camello bactriano y el lince ibérico, son algunas de las criaturas que entran al círculo crítico, junto a miles que ya lo estaban en penúltimas predicciones.

Al mismo tiempo, otros cientos de especies quedaron definitiva y francamente en la fatídica página 8 y como recuerdos de la antigua historia natural del mundo. Ahora vagan o pastan o se mueven inmóviles en algún libro de botánica o zoología y en algún estante de biblioteca poco concurrida.

Tal es el destino de las criaturas acompañantes del ser humano. Las causas, cada día más abundantes, provienen de ciudades, industrias, agricultura, pesticidas y deforestaciones, contaminaciones, irracionalidades, ignorancias, incendios, guerras, caza, pesca y talas irrazonables.

Y también, sin dudas, la  falta de ley y de voluntad política y ciudadana para frenar a los infractores tanto individuales como públicos o estatales. Y el exceso de impunidad. Otro asunto: quienes delinquen en las ciudades son mucho más perseguidos que quienes lesionan el árbol, el bosque,  los ríos, los océanos.

Tras concluir la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, que no aporta soluciones inminentes, pero crea estados de conciencia a propósito de la situación medioambiental, la Unión Mundial para la

Naturaleza (UICN), presentó su Lista Roja de Especies Amenazadas. Esta lista es una de las herramientas con que se determina el estado de la diversidad biológica de la Tierra.

Las categorías En peligro crítico (CR), En peligro (EN) o Vulnerable (VU), encuentran cada vez más adeptos. Hoy suman 11 mil 167 las especies amenazadas de extinción.

Antílope Saiga
Antílope Saiga

El antílope saiga, que hasta hace poco dependía de la conservación, ahora su existencia pende de un hilo, pues entra en la categoría de CR. Habita en rebaños en las estepas abiertas y los desiertos semiáridos de Asia Central. La caza furtiva, apetente y despiadada, puso a la especie en una encrucijada durante las últimas décadas.

La carne es manjar (que va a indigestar en corto plazo) apetecido por la bulimia y los compradores. La cornamenta suele exportarse para la fabricación de medicina tradicional. Lo que en 1993 fue una estimación de más de un millón de ejemplares, en el 2000 se redujo a cifras por debajo de los 200 mil. Los estudios actuales dan la cantidad de ejemplares en estado salvaje en unos cuantos miles. En poco tiempo la golosina y el medicamento serán apenas dulces recuerdos y amargas nostalgias.

Por su parte, el camello bactriano silvestre se adentra en la misma categoría. La caza, para alimentación o como deporte simplemente, es un agravante que hace disminuir  la especie con celeridad. Se le persigue además porque compite con camellos domésticos y ganado: todos desean su ración de agua y pastos.

La China es el bastión principal de la especie, hábitat natural que va disminuyendo a causa de las abundantes minas de uno u otro mineral. Los efectos de hibridación con camellos domésticos, tanto en Mongolia como en China, y la creciente competencia humana y presión económica dentro de su hábitat, han contribuido al decrecimiento de la población del camello bactriano silvestre.

Otra de las especies que debió cambiar de nivel, de En peligro, hacia el más ostentoso, En peligro crítico, es el lince ibérico. Su población ronda ahora por debajo de los 600 ejemplares. Le quedan apenas horas, tres afeitadas, para pasar a ser la primera especie de gato silvestre en extinguirse en por lo menos dos siglos.

El lince habita los bosques del Mediterráneo y matorrales de “maqui”, prefiere las matas densas para protegerse y los pastizales abiertos para cazar conejos. A causa de la fragmentación de su hábitat, por el desarrollo agrícola e industrial, la población es confinada al cuadrante sudoccidental de la Península Ibérica.

¿Quién detiene el corrimiento hacia la tumba del lince ibérico y de otros muchos? ¿Solo la página escrita?

Otras diversas especies encabezan grupos de la Lista Roja en la peor de las categorías: la que advierte el muy próximo peligro de desaparición definitiva. No es que vayan a desaparecen mañana de pronto, sino que desde anteayer y ayer y hoy está ausentándose rápidamente.

Tropezamos en su fuga al  ratón de agua etíope, del que solo se ha visto un espécimen cerca de la fuente del Pequeño Abbai, un afluente del Nilo Azul en el noroeste de Etiopía.

El buitre de pico delgado, recientemente redefinido como otra especie, y el buitre indio, también se desvanecen del coro por el decrecimiento acelerado de sus poblaciones en el subcontinente índico.

¿Las causas? Enfermedades, envenenamiento, uso de pesticidas.

Reptiles y primates decrecen precipitadamente, haciendo aumentar los índices de la Lista. Ya en 1996, se pronosticaba la extinción a una de cada cuatro especies de mamíferos y a una de cada ocho de aves.

Hace una década, en el 2000, la extinción mundial parecía tocar cifras astronómicas, pero las actuales crecieron y predicen monstruosos cielos y tierras convertidos en deshabitados infiernos y desiertos.

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