Este libro no es precisamente la biografía de un autor relegado, lo cual sería suficiente para hacerle sitio. Es algo más que eso. Se trata de la recuperación para el presente de una experiencia de olvido, acción que forma parte de los propósitos por reivindicar los trozos de nuestro pasado que han sido arrancados —no siempre de buen modo— de la memoria de las generaciones recientes.
El libro de Miriam se une a ese esfuerzo que en el siglo actual se ha hecho visible con el rescate de varios olvidados e incluso de algunos subestimados, quienes se mencionan a veces, pero no se aprecian en su justa dimensión. Una modalidad realmente esquiva que argumenta la presencia, pero no la valora.
En esa “cultura del desmerecimiento”, L. Díaz de la Nuez en la radio cubana antes y después de 1959 recibió el peor de los maltratos: la indiferencia, que invadió también su obra de novelista y cuentista. De poco valió su inserción plena en el proceso revolucionario, en correspondencia con un ideario que adoptó desde la juventud y sostuvo hasta el fin de sus días. Era un humanista, como aquellos tan representativos en la plenitud del siglo XX y, como tal, su idea de la relación humana —amistad, lazos familiares y sociales— no pasaba por los límites que imponen las ideologías; concepto que depositó en el justiciero Leonardo Moncada, creado en 1948 para la radio cubana. Un héroe capaz de denunciar todos los males de la época y de luchar para abatirlos.
Sigo pensando como antes que “La memoria es un oasis en medio del olvido” (1994); luego entonces, cada cachito arrancado al olvido es una proeza. Porque, aunque los autores no lo tengan muy presente al escribir, el olvido es una sustancia corrosiva que conspira contra la integración de un país, fragmenta su identidad como nación y le impide avanzar bajo los términos siempre anhelados de igualdad y justicia social. Precisamente porque sin unidad no hay nación posible.
Lo había dicho Martí y no se le hizo el menor caso.
Hay que agradecer a Editorial Aquitania Siglo XXI, a sus gestoras, la publicación de este libro, que a partir de ahora será obligada referencia no solo en la biografía de Díaz de la Nuez, sino en la historia de la radio cubana.
El movimiento por recuperar nuestra memoria está en marcha. Y con esta obra Miriam Rodríguez se acaba de unir a él.[1]
[1] Algunos de los títulos publicados en Cuba como parte de este esfuerzo son: Estampas de San Cristóbal, de Jorge Mañach (ediciones ATENEO 2000), Escritores olvidados de la República, conferencias (UNIÓN 2012), que incluye a 16 autores, entre ellos a Rómulo Lachataneré, Marcelino Arozarena, René Jordán, Alfonso Hernández Catá y Emilio Bacardí; Paginario disperso, de Gastón Baquero (UNIÓN 2014) y Damas de social, intelectuales cubanas en la revista Social (ediciones BOLOÑA 2014).