De la serie Dramaturgia de las piedras
A la mujer bésale DESPACIO el corazón.
Protégela de toda lujuria indecente.
Acaricia sus nalgas como
si fueran estrellas ERRANTES de la oscuridad.
Amásale el seno y mantén limpio el horizonte.
Que no oscurezca el ombligo, gran señal lumínica
al doblar en las curvas.
Que el pubis no desvíe
a otros matorrales. Y lame de su clítoris,
caramelo extraviado de la infancia.
Sin dudas, amigos, peregrinamos por el más fructífero y espléndido de los caminos.