ODA AL ISLEÑO
De estirpes remotas
me vienen ojos, pómulos,
labios, piel y los cabellos ensortijados o lacios.
Llevo huevos de golondrinos
en los sobacos y huevos superiores en las entrepiernas
Antepasados errantes,
tiernos y brutales, me legaron la fuerza del verbo y
la gloria del viento.
Predecesores llegados
en barcas, forjaron
mi predilección por mares
y navegaciones.
Hijas e hijos de las Islas
son los mayores aspirante
a los océanos. Nacen con remos encrespados en los hombros.
Hidalgos sin fortuna, crearon
la sed de poder que hoy intento arrancarme del paladar. Los isleños son hábiles en domar propias urgencias y arrogancias.
De algún forastero ignaro adquirí afición por los gallos. Y el encono cuando pierdo. Y la alegría de olvidar penas entre rones y aguardientes.
Un espadachín galante
gobierna mi sangre,
me atraen sexo, duelos y
cópulas. Soy esgrimista nato que entona canturréales.
Insulares del pleistoceno,
difundieron que se muere
por una Isla. Y que para morir antes se iza una bandera.
Un perseguido anónimo
recaló a las costas y propagó un melódico amor a la fogosa libertad.
Esclavas y esclavos forzados con bozales, nos instruyeron en tararear el himno violento de la resistencia.