En el año 1869, en París, Francia, había un hombre muy fuerte. Era obrero de ferrocarriles y de un solo golpe con un martillo clavaba un tornillo. Se llamaba Benyamut, tenía cuarenta años, tez morena, músculos desarrollados, gran estatura y vestía un overol azul negro con rallas rojas. Tenía una hija de dos años y una esposa de treinta y cinco.
Un día vino un hombre llamado Robert. Era más bajo que Benyamut, pero aun así era alto; entonces imagínense lo grande que era el obrero. Robert tenía una tez muy blanca y un bigote anaranjado. Vestía una camisa clara, con chaleco, pantalón y sombrero color azul. Era dueño de una empresa muy famosa de máquinas. Se acercó a Benyamut, que estaba trabajando:
−Hola, señor, me llamo Robert, es un gusto conocerlo. Le presento esta maquinaria: puede arreglar un ferrocarril en menos de una hora.
Atrás de él estaba la fabulosa maquinaria hecha de oro puro. Era un rectángulo gigante de dos metros de altura y uno de largo. Ahí dentro se guardaba el combustible de la máquina, sostenida por unas ruedas. En una de las esquinas, había una tabla colgada en el aire para que el conductor con una palanca arrancara el mecanismo. Y todo eso era de oro, excepto por las ruedas que estaban hechas de otro metal.
Benyamut estaba impresionado por la máquina, pero un poco confundido le advirtió a Robert:
̶ Hola, señor, me llamo Benyamut, el gusto es mío. Perdóneme, pero a mí no me hace falta su maquinaria.
Robert expresó:
̶ Tengo una idea, vamos a hacer una carrera, quien inserte más tornillos ganará. Si tú ganas, te dejo en paz, si yo gano, te irás para siempre.
Extendiendo la mano:
−¿Aceptas?
Benyamut, mirando la mano de Robert, respondió dudoso:
−¡Sí, acepto!
Se dieron la mano y Robert dijo:
−¡Qué bien! Comenzamos aquí y la meta es el final del ferrocarril.
Robert subió a la maquinaria y tiró de la palanca. Benyamut cogió su martillo y ambos exclamaron:
̶ ¡Ya!
Y comenzaron.
La máquina fue muy rápido y Benyamut iba a la par, pero se cansó y se quedó atrás.  Estaba agotado, pero cogió coraje, empezó a martillar, iba tan rápido que le pasó a la máquina. Llegó a la meta y ganó. Su corazón sonaba tan aprisa y fuerte que murió ahí.
Robert se sintió culpable por haber inventado todo ese lío. Terminó volviéndose loco y nunca más lo vieron.       
Tres días después la esposa de Benyamut y su hija, que no sabían de lo sucedido, fueron a visitarlo al ferrocarril y lo encontraron muerto. La esposa lloró como nunca y la hija no entendía nada.
En honor a él, el ferrocarril se llamó, “El Ferrocarril Benyamut”.
 
La madre termina de contar la historia a su pequeña hija de cinco años. Están en la habitación de la niña y ella dice:
̶ Es una historia muy triste.
La madre está de acuerdo:
̶ Es verdad, hija mía.
̶ ¿Ese hombre, Benyamut, era mi padre?
La madre le responde:
̶ Sí, ese hombre era tu padre. Pero ya tienes que dormir.
̶ Odio cuando dices eso.
̶ Cierra los ojos.
La madre se levanta de la cama, apaga las luces, cierra la puerta. La niña se duerme sonriente y, a la vez, triste.
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Alfredo
September 27, 2021 2:09 pm

Me siento feliz, orgulloso y bendecido por mi hijo Adrian Ureta Ochoa. Gracias miles Gabriela Guerra y A4manos.

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Jesus Padilla
September 27, 2021 3:03 pm

Hola, el cuento me parece genial, incluso me atrevo a decir que el poder de fabulación, es cuanto menos excelente. No dejes nunca de escribir, Gracias por tan lindo cuento. felicidades

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Carolina
September 27, 2021 3:42 pm

Genial, me encantó este cuento, me capturó desde el principio y por eso lo leí muy muy rápido, transmite muchos mensajes.
Adrián te felicito, si leer cultiva, escribir seduce , enamora, convence.
Somos muy afortunados de conocerte
Te queremos y admiramos
Utilizaste el nombre de tu abuelo en tu primer cuento, qué bueno.

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Liana (mamá de Paulita)
September 27, 2021 4:10 pm

Adriancito muchas felicidades por este logro!!!! Enhorabuena mi niño. Espero sigas fomentando esta increíble habilidad y tener el gusto de seguir leyéndote. Muchos besitos

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yaimaduvergel
September 27, 2021 5:42 pm

Hola adry, quiero que sepas que adore tu cuento, y no imaginas la emocion que senti, son muchos sentimientos encontrados mi vida, que orgullo mi nino,en horabuena, ya se lo recomende a varios amigos se que lo disfrutaran mucho, dios bendiga tu talento en tiempos donde la tecnologia gana cada dia mas espacio entre los mas jovenes de la poblacion, pudiera estar toda la tarde escribiendo o redactando todo lo que estoy sintiendo, pero no te voy agobiar, exitos y bendidiones. Gracias a tus padres por la hermoza labor que han hecho contigo,bss.

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Maruchi
September 27, 2021 5:48 pm

Adrian he leído tu cuento, me gustó mucho, he cerrado mis ojos y pude contemplar el escenario, tu descripción es muy buena y me impresiona cómo describes todo simple pero a la vez sin saltarte nada , te animo a que sigas escribiendo y desarrollando ese don. Dios te bendiga y muchas felicidades por tu cuento.

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Irina
September 27, 2021 6:49 pm

Que historia tan encantadora y triste a la vez, a pesar del fatídico desenlace te hace sentir mucha ternura creo que al saber que fue escrito por un niño, con sus ideas voladoras.. acabo de leerselo a mis hijos antes de dormir, a mí me cautivo, ellos solo entendieron que había un hombre muy fuerte, creo que es una buena conclusión!☺️☺️

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Wilbert
September 27, 2021 9:00 pm

Felicidades por la historia.
Muy bien.

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Pablo
September 28, 2021 2:28 am

Impresionante !!! empiezas a leerlo con expectativas de un primer cuento de niño y te impresiona como te engancha …..esto del arte parece que está bien en la sangre , si con su corta edad Adrián a logrado escribir tal cuento no quiero ver cdo desarrolle esta habilidad.. Felicidades

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Yulexy hernandez
September 28, 2021 5:17 pm

Muy bonito me gusto

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Norka Fundora
September 28, 2021 7:11 pm

Gran historia. No pierdas nunca el asombro, ni el deseo de contarnos tus historias.
Un abrazo

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Lianed
September 29, 2021 9:04 pm

Está muy bien escrito el cuento! Y trata sobre un tema álgido de actualidad, cómo las máquinas han ido sustituyendo el esfuerzo humano, si es justo o no. Lo que más me gustó es cómo Adrián fue capaz de no imprimir lástima o drama excesivo en el personaje de Benyamut: él contó la historia, los lectores pensamos y sentimos.

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Roberto Behar
October 1, 2021 2:52 am

Un cuento con mucha imaginacion, sobre todo la maquina de oro que representa la opulencia que acompaña al desarrollo. Me gusto mucho y fue muy bueno que no pude imaginar el final. Felicidades de Mary y Robert, un beso grande.