CÓLICOS
A veces digiero
mal mi pedazo
de infinito y
mi trozo
de eternidad.
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ODA A ESTAR VIVO
Da vergüenza morir: suprema humillación infligida al cuerpo.
Ya antes daba vergüenza estornudar y luego no tener pañuelo a mano, sino
la simple mano.
Que el tonto agite dedo autócrata
en su aire, reprimiendo cualquier ruido
de arbitraje. Da pena no tener pan ni duro
ni bíblico nunca o ningún día. O tener
solo pan duro como púa que se atora
entre dientes y garganta.
Humillación insufla el pene exduro,
también dentición con pasado perfecto.
Dientes se ablandan con sustos de vivir, expene se aterra y pega a los
huevos. Humilla el sol que amanece gris
en la melancolía de las sábanas. Y chorro
de sombras de las bombillas fundidas o apagadas.
Alguien afirma que si oscuridades pisan
tus talones al menos quedan pies
con que huir. Pero si huyes a menudo
es que ya casi nunca logras perseguir.
Humilla vivir en opacidad, detrás
del telón de penumbras y de cara a la pared.
Da vergüenza sucumbir entre amigos
a la luz del día. Vergüenza morir y dejar tanta gente viva alrededor.
Vergüenza
el amor que nos tenían y llevarse a ninguna parte el amor que uno profesa.
Vergüenza languidecer en presencia
de la afligida multitud familiar. Pena
que todos consuman un rato tu cadáver.
Vergüenza mirar de frente a contemporáneos
y familiares durante la agonía. Vergüenza
que obliguen a rezos, ungüentos y pastillas
que prolongan la vida apenas otros dos instantes.
Vergüenza desfallecer en brazos de la amada.
Pena ver lágrimas derramadas por tus ojos. Vergüenza morir y no poder
cargar con quienes amas. Vergüenza que quien te ama no te logre retener.
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RESTOS MORTALES
Hasta el último en la fila lleva entallados
sus restos mortales. Livianos en el aire, sutiles en la estatura y óseos
en el sobresalto. No pesan más que uno mismo en persona. Justo
lo que podemos cargar. Lo que va a ser resto, todo lo que va a ser mortal.
¿Cómo entenderse con ellos?
Cotidiano y previo. Untar agua, jabón, desodorante. Limpiar con toallas y
papeles higiénicos. Alimentar a diario. Engordarlos. Maltratarlos a ratos
en fatigas e infracciones de existir.
Ponerlos a correr. Rogarles que regresen.
En ocasiones repletarlos de placeres, pasiones o venganzas. Y otros pecados.
Instruirlos en habilidades con respecto
a amistad, intrigas, egoísmos, vanidad, ingenuidades, gratitud, amores,
traición, alevosías (alevosía rima
con tranvía, y yo con calma, atravesado en la vía).
Trance generoso es dar lo que no tengo. Cómo reír y sangrar a mi costa
en agolpadas parrandas. Por ruin o ruines que fui o fuimos, cuando
debimos ser dadivosos y justos.
Días y vidas completa para cavilarnos
y látigo de arrepentimientos en la espalda.
¿Restos mortales? ¿Mal entendido? ¿Equívoco lingüístico, idioma provenzal,
errata sintáctica, dialecto celestial, creencia anómala de latitudes
donde se vive y muere demasiado
a diario?
Restos mortales siempre inmortales.
Jamás fueron restos, estafa infinita y finita. Plazos que vencen. Moratorias
no se expende en farmacias ni hospitales.
Pero sí, efectivamente, estamos, estoy, condenado a categóricos despojos
(al final, queda regusto por el polvo y precario pero nutritivo sabor a
gusanos).
Al apagar bombillas y recluirnos en noche continua, nadie, ni nadie, ni
último dudoso
de la fila, se salva de dormir. Sin roncar
ni soñar. Sin soñar ni roncar.
Nuestro robusto peso mínimo esencial
es lo más honesto que dejamos entrever.
Viajamos siempre con una calavera
lista dentro de la sangre.
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GENTE RARA
Tan extraña es la paloma
que no vuela, que no fuma, que no anida.
Que no mira cielo ni mira cieno,
solo al horizonte más bajito.
Ni abre alas la paloma ni se limpia
sobacos ni estornuda ni escupe,
ni la vieron jamás portando algún pañuelo.
No llora, no hipa, no estremece.
Es anómala de nacimiento,
es decir, ¿fue parida alguna vez,
salió de un huevo alguna vez, vino de París
alguna vez o vio una cigüeña alguna vez?
Por eso, por extraña, no tiene corazón.
Y al
mirarme a los ojos dice: No.
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ODA A LA LÁGRIMA
¿Qué no ablandan las lágrimas?
Llanto ablanda todo o casi todo.
Gota y torrente de gotas ablanda rocas y
cava hasta el fondo en la ternura.
Lágrima es un taladro de agua. Lluvia
del ojo humano siembra en la agricultura
de las emociones.
Ablanda rocas, frijoles y un corazón
endurecido. Dulce lágrima de mujer traspasa
sangre y paredes.
Lagrima masculina hace temblar la sangre.
La del niño levanta al ave de su muerte.
De pájaro invisible suerte de frutos
praderas y valles.
Lágrimas sobre ataúd de mártir o héroe,
son semillas.
Ojo es alcancía de lágrima, para el tiempo de las vacas flacas.
Lágrima paralizada al borde del párpado,
paraliza intestinos.
En la lágrima, humedad se vuelve humana. ¿Por qué no enseñar a la
lágrima
a llenar el vaso del sediento?
¿Lágrimas de arrepentimiento merecen
cielo?
Digo: huevo de pájaro pasado por agua
de lágrimas es el alimento de la resurrección.
Si pájaro no llora es porque puede cantar. Ojo
que se especialice en sentir ofensas
derrama de golpe más lágrimas que abril y mayo juntos.
Desembocan lágrimas y es ruina oceánica
de algún derrumbe.
¿Qué me dicen del ojo recipiente,
protector y portero de lágrimas?
No discrimino lágrima que viene
de la cebolla. O de cocodrilo. No hay
lágrima falsa: ni de teatro, traidores
o infieles.
Anoche soñé con lágrimas de aldeas
conquistadas y vencida por invasor o
adversidad.
Ojo: luchad contra conquistadores e injusticias, endiosamientos y Poder
enquistado.
Etcétera. Que todo, es cierto, no lo ablandan las lágrimas.
Enhorabuena. Excelente poesía. De la mejor que he leído en mucho tiempo. Qué buena manera esta de Félix Guerra de usar un sombrero para ponerle, de estreno, una cabeza a la vida.
Profundo, sencillo, simplemente hermoso