(diálogo casi interminable con José Lezama Lima)
(Introducción Última Parte)
Las entrevistas que siguen, son el resumen en fin de un trabajo comenzado a mediados de los 60, recomenzado en 1970 y abruptamente cortado en la primera mitad de 1976. La marea del reconocimiento a su obra crece fuera y dentro. Su ascenso recuerda una epopeya del béisbol: cuando un equipo sotanero y ajeno al público eslabona sensacionalmente una cadena de victorias que lo conducen a la cumbre del triunfo y la popularidad.
En 1986 retorno a un órgano de prensa. Reviso las viejas agendas y papeles. Saco todo a la luz del día. Rememoro, reconstruyo, transcribo, adivino brillos en mis propios garabatos. En 1993 publico, al fin, en la revista Bohemia y en La Gaceta de Cuba (literaria), un grupo de aquellas entrevistas. A menudo viene a la memoria una frase de Lezama, lector recurrente de Proust y criatura tan ansiosa por los avisos que le llegaban de todas partes para que se apurara, como por los tiempos perdidos y quizás de alguna manera recuperados.
-Yo veré esas entrevistas publicadas. Depende de cuánta velocidad se imprima usted mismo. Pero si no las veo, conozco sobre qué disertan y cómo se iluminan, y esa novedad me acerca un airoso viento de júbilo. Para merecer algunas vigencias venideras, hay también que saber ser dignamente el pasado.
Félix Guerra
diciembre/93