Venados y el siglo XIX

Los cérvidos, ha mucho, se convirtieron en símbolos de renovación y crecimientos cíclicos. El milagro de sus cornamentas rebrotando cada primavera, con nuevos candiles de estilo arbóreo, los vincula al fecundo, perenne y simbólico Árbol de la Vida. Además, desde que el mundo es mundo, se les atribuyó la noble condición de mensajeros de los dioses.

En Cuba, a las alegorías, el poeta agregó otra: mi verso es un ciervo herido. El venado (si lleva el costado sangrante) dispersa en el aire un clamor de agonía sensible, que impide a la memoria y la conciencia de los hombres dormir en laureles o endurecerse en la felicidad.

Cuando se trata de un macho joven, la breve cornamenta aparece recubierta aún del llamado terciopelo o correal. El venado macho reemplaza anualmente su cornamenta. Pero el cambio de los 2 cuernos no se produce simultáneamente y por eso se ven venados con un solo cuerno. La cornamenta póstuma de un individuo, según la cantidad de candiles, revela la edad exacta a la que murió el animal.

La maternal venada atiende sin demora los reclamos del venadito recién nacido, una criatura frágil y hermosa, y los lengüetazos que le propina son sus más socorridos gestos de ternura. Apenas al año de edad, una venada es ya sexualmente adulta.

Al venado le placen las zonas de bosque ligero y bajo, con corrientes de agua cercanas. Este cérvido carece de enemigos, si se exceptúa al perro jíbaro. Y, por supuesto, al hombre que carga fusiles o escopetas.

ESPECIE INTRODUCIDA

A mediados del XIX, ocurrió que algunos personajes, de abundantes recursos y espíritu emprendedor, adquirieron en Estados Unidos, México o Centroamérica, un venado macho, semental, y algunas hembras adultas. Soltó luego la tropilla en sus posesiones de tierras. El objetivo por supuesto, era la caza azarosa y señorial. Colofón: el botín llegaba ese día a formar parte de una cena opulenta.

El venado, en vida silvestre y por su condición de herbívoro, en un país repleto de montes y lomeríos, sin competencias por el alimento, se reprodujo sin dificultades.

DIOS DEL BIEN

Los venados cubanos pertenecen al orden Artiodactyla, al suborden Rumiantia y a la familia Cervidae. La especie es: Odocoileus virginianus.

En otros países de América, al cérvido introducido aquí se le conoce como “Ciervo de Virginia o Ciervo de cola blanca”.

Por el contrario, en regiones de este mismo continente, se le da el nombre de venado a distintas especies de cérvidos. Por ejemplo, en México se llama venado tanto al Odocoileus virginianus como al Odocoileus hemionus. En Venezuela, ocurre así con el Odocoileus suacuapara, que habita además al norte de Brasil y en Guayanas.

En Chile y Argentina se le dice venadito al cérvido Pudu pudu. En Ecuador y Perú igualmente se conoce como venadito a la especie Pudella mephistophelis. En México, los indios yanquis realizan danzas en las que un bailarín se atavía con una cabeza de venado. Durante la representación litúrgica, dos bailarines enfundados en pieles de coyote y adornados con plumas de águila, atacan al venado (dios del bien).

VENADO EN DATOS

Es un rumiante capaz de tragar casi cualquier cosa vegetal. Su dieta incluye hojas, frutos, flores, brotes tiernos, pastos, semillas, legumbres, hortalizas. También plantas acuáticas y cualquier tipo de yerbas. La espina es lo único vegetal que no pasa por su garganta.

El macho alcanza un peso superior a la hembra. Entre los venaditos no hay diferencias, pero a partir del primer año de edad comienzan a manifestarse diferencias en peso y tamaño. En Cuba, el macho rebasa los 60 kilogramos de peso. El promedio de la hembra supera los 40. La otra gran diferencia entre sexos es la cornamenta de los machos.

En febrero, el macho pierde la antigua cornamenta. En marzo, recomienza el crecimiento de los cuernos, que aparecen con nuevas puntas y recubiertas de una especie de terciopelo (correal). Alrededor del mes de agosto, en la plenitud del crecimiento de la cornamenta, pierde el terciopelo (con ayuda del propio animal, que se restriega contra árboles y otras superficies duras del bosque).

En el primer parto, por lo general, paren un solo venadito. Luego lo normal es dos, aunque hay excepciones de hasta tres. Los partos se producen entre marzo y mayo y el período de gestación dura unos 190 o 200 días.

Algunos especialistas, como Rubén Chamizo, dicen que viven entre 14 y 15 años. Otros, como Luis S. Varona, afirman que “puede vivir de 15 a 20 años”. La edad senil comienza a partir de los 10.

Los términos del latín venabulu, venatione y venatus, tienen los siguientes respectivos significados: 1) dardo o lanza arrojadiza apropiada para cazar, 2) acción de cazar y 3) ciervo o res de caza mayor. Los vocablos españoles venablo, venación y venado quieren decir casi exactamente lo mismo. Sin otras investigaciones por el momento, podemos colegir dónde y cómo surge la palabra venado y a través de quiénes llega hasta nosotros.

¿Cuando Martí dice ciervo en su verso, piensa en el venado cubano? Este redactor no duda al respecto. Martí se refería al venado cuando dijo Mi verso es un ciervo herido /Que busca en el monte amparo. Anotó ciervo por la equivalencia entre ambos vocablos en esa época. Influye además la universalidad de sus conocimientos, ya que por extensión cualquier cérvido puede ser llamado ciervo. Fue decisivo el ritmo de la línea y del verso en su totalidad, pues no suena igual si se cambia ciervo por venado.

UTILIZAR MÉTODOS CIENTÍFICOS

Pueden citarse ejemplos muy negativos de introducciones incontroladas, por personas inescrupulosas o sin formación científica. En algunos países se introdujeron especies de cérvidos y, tras un lapso de tiempo, eso causó catástrofes ecológicas que pusieron a otros ungulados endémicos en grave peligro de extinción.

Cuando se ensaya, no obstante, la introducción de especies a través de métodos científicos, se descartan tales catástrofes y logran controlarse los posibles efectos negativos. Es necesario definir antes el objetivo y las perspectivas de la introducción.

En Cuba, la introducción del venado como especie exótica data del siglo XIX, pero las investigaciones actuales evidencian que los daños ocasionados a los ecosistemas cubanos son inferiores a los beneficios. Hoy, incluso, se considera al venado como reserva estratégica de carne, en caso de guerra o alguna muy grave catástrofe natural.

Algunos territorios tienen capacidad suficiente para sostener poblaciones de ungulados herbívoros y sus exigencias nutricionales, sus hábitos alimentarios y la densidad poblacional. Esas poblaciones, por supuesto, deben permanecer siempre bajo control de especialistas. Se amplían así las perspectivas de la actividad cinegética, con un aprovechamiento más correcto de los recursos forestales.

Es racional la idea de que en sitios perfectamente controlables, donde condiciones de suelo, cobertura y alimentación lo permitan, se practique la introducción de especies de caza mayor, con el objetivo único de ampliar las perspectivas de la actividad cinegética, en áreas donde el manejo de especies domésticas (siempre priorizadas sobre cualquier imprevisible introducción de especie foránea, con resultados casi siempre graves) resulte imposible.

El objetivo no sería nunca diversificar de forma artificial la fauna silvestre. Se trata de incorporar especies con fines económicos, para manejarlas técnicamente, a través de la caza, aprovechando condiciones favorables de las áreas naturales.

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