–Sumérgete en lo desconocido. Quítate el hábito y empápate. Crea sabores diferentes.
–Como si…
–Como si chopearas un pan en el chocolate.
–Uf, qué rico.
–De eso se trata, amigo mío.
–Deja de llorar, cabrón. –Te juro que no lo vuelvo a hacer. –¿Cómo dijiste? –Le juro que no la vuelvo a tocar. –Si ya sabías, para qué andas jugándole al bravito, chamaco pendejo. Ahora te