BRIGITTE
De Brigitte no me quedaba ni el recuerdo. Era lógico, cuando uno se sume en el loquero del trabajo y las horas extras para pagar el plasma, el equipo de música, la computadora, el aire acondicionado, las cuotas del coche, etc. etc. etc., bueno, cuando uno entra en la rueda de lo que todos suponen es vivir, ya no queda tiempo para los recuerdos. Ni siquiera para Brigitte.