Ilustración: Félix Guerra

 

Deseo a todos una estupenda vida. Y

venideros fines de año y años nuevos colmados

de éxitos inmensos. Digo que fui y soy  feliz

de existir en esta época, que no envidia

a otras en maravillas y desdichas. Vivir repite

similares y desemejantes historias.

Tuve amigos y amigas. Los tengo todavía.

Y cuento con nuevos nobles camaradas

para la eternidad.

 

Vi triunfar rebeliones y líderes carismáticos.

Creo comprender con más claridad, porque

las revoluciones, cada una por sus propias razones,

varias recurrentes, no culminan con el éxito que aguardan

pueblos y humanidad. Y soñadores.

 

Sueño con la sociedad risueña y fraterna.

Veo a pueblo, a territorios, nación y patria, dueños

del pasado anteayer, del presente hoy, del siempre

suspirado y penúltimo futuro.

 

Si no veo esa fraternidad mayor, siempre en transito

hacia pendientes destinos, sobrevendrán niñas y niños

que lo harán posible. Si al final resulta imposibles

es porque antes, ciegos guiados por ciegos,  hombre, muje-

res, países y humanidad destruyeron el hogar terreno.

 

No rehuso ninguno de mis ideales adolescentes.

Criatura que aprendió algo de vivir, permanece niño

y joven de sueños e ideales. Con la mayor cantidad

de amor en sus multiplicables células y

la menor cantidad de odio en su reducido corazón.

 

Vivimos las utopías de ayer. De hace milenios.

Continuamente es así. Soñamos con quimeras

venideras. Cualquier poder, ostentación, desigualdad, arro-

gancia, fanatismo, supremacía, dogma o desdén,

será derrotado por el tiempo.

 

Amo honradez y sinceridad. Repugnan alimañas

que secretean en sombras. Y Poder que se cree mere-

cido. Fascinan candor y vergüenza por ser cogido en

falta, sentido del humor y sonrisas de arrepentimiento.

 

Creo que frugalidad de vida y justicia social

son conceptos relevantes. Y en perpetua caducidad y remo-

zamiento. Igual identidad de individuo, nación y mundo.

Cualquier actualidad es fugaz e imprescindiblemente renovable.

 

Egoísmo y afán de poder, sentimientos pasajeros de indivi-

duos deformados por duras emociones durante siglos,

por la odisea frenética y la miseria constante  de construir fa-

milia, civilización, ideas, economía, subsistencia, artes, cien-

cias, estéticas y éticas.

 

Amo a mi estirpe más que a mí mismo.

 

No me juzguen estrictamente por artículos y poemas.

Soy tan impaciente con otras y todas las personas y sucesos

como conmigo mismo. O como  lo son algunas personas

con mi persona.

 

 

0 Comentarios
Retroalimentación en línea
Ver todos los comentarios