Del libro: Cambiar de corazón, Cuadernos de la salamandra
a Matwali
Como siempre, no llega
pétalos acres en su gorro de cadmio
acaso un dejo de azoro en la sonrisa
desnuda ahora
bajo su vestido de hojas de calendario
desciende nívea y
descalza por las nubes, otro
es su tiempo, como
si el mundo fuera sólo el escenario
de su llegada, no
se percata de nada, ¿de qué
podría percatarse?
Ella,
lumina mundi, claridad
de su irradiada belleza.