Aspiro a coronar y ser navegado
por océanos, a inundar el cauce crecido de la serpiente,
a interceptar importancias a la deriva. A ser humo preclaro
en mayores incendios, avión que entra por narices
empoderadas, mesías en las márgenes del cielo.
No miraré ni a un lado ni a otro: cuestión
de escrúpulos incrementados. Siempre al timón
de las influencias.

Asunto detectado en mapas: largos recorridos
del ego y la ambición.

De no perder aromas y colores de la promoción.
Hábiles epístolas halladas en trastienda: cazador fusila
al tigre, incurre en detonaciones contra ornitorrincos.
Se duele y deglute en carne de otras criaturas el episodio

y alguien se eterniza en la penumbra.
Relámpago de quietud revela niebla. Pernocta bajo acechos el flamenco: aparece entonces sordina o lamparazo que fotografía lo remoto.
Almohadas resortes y ventanas catapultas. La prensa
de mañana anuncia cegueras y averías. Se salta, ansioso, supuesto, párrafos insulsos.
El columnista afirma: Ciertos apetitos en realidad
recortan el ala, algunas naves que se hacen arder valen
la mitad de sus conquistas.
A ciertas alturas o distancias, determinadas criaturas carecen de autonomía y cargan inmerecidas plumas de gigantes.  Se comprueba la inutilidad de las alcancías.
Eso impide escapar. Y, pla pla pla, no hay vuelo, ni de enanos ni de colosos. Codicia  atorar el dedo en los bolsillos o gatillos. Se acorta el  tintineo, efímera esa mano,
advierte el fantasioso gacetillero. Cuan-

do a la noche sueña metales, pantalón y  camisa permanecen alados fuera de la cama. Tin tin tineo, soluble
en alfombras, rueda debajo del olvido.
Sujeto intuye: apenas queda bosque, como quien dice. Bosques duermen últimas solitarias pesadillas.
Subsiste apenas media docena de Caperucitas Rojas, mientras se extinguen lobos y coyotes.
Ambición prefiere la piel del oso al oso intacto dentro
del abrigo.
Gacetillero duerme la independencia tumultuosa de su papel.
Mariposa arde clavada en el sexo de otra mariposa.
En mapas se detallan miedos a perder la vaca, a no llevar chalina o no conseguir la vanagloria.
A soltar riendas del tesoro público o cisnes hurtados al lago.

En tanto, los últimos deseos se apagan como colillas de bajamar.
Sujeto huye a detenerse y resbala. Quiere trepar: no atina.  Se frena su corazón. Se esfuerza por oleajes que rebotan, pero el agua resbala sobre cartografías.
y peces. Mapamundis fundan territorios limitados al papel.

Agrega el gacetillero:
Documentos-sacos rotos. Cáscaras
de cenizas y no, ningún polvo enamorado. Pañuelo colgado de la pupila: de manera que si ojo parpadea, se deshace
en partículas, y si no parpadea se detiene en octubre.
Y no pompa de jabón, sino pompa fúnebre que acierta
el tiempo venidero.

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