“En una infortunada charla cuando combinaba estudios de literatura e ingeniería fui condenado al diletantismo literario (en la charla se defendía que un novelista debía esperar a los 40 años para comenzar a publicar) y desde entonces estoy sólo inmerso en la lectura empedernida, la digresión sobre el quehacer literario y la consecuente fabulación puertas adentro, a la espera de la llegada del hito. Nací en Puebla, crecí en DF, escapé a Madrid un tiempo y ahora vivo en Ciudad de México”.