
Tiza negra
Presa en esta celda. Nubes salobres danzan en mi cerebro. El capitán ha sido enfático en castigar al que me maltrate. Crecí con Rosales. Nuestras madres murieron siendo esclavas. Valían más tres caballos que ellas
Presa en esta celda. Nubes salobres danzan en mi cerebro. El capitán ha sido enfático en castigar al que me maltrate. Crecí con Rosales. Nuestras madres murieron siendo esclavas. Valían más tres caballos que ellas
Foto: Christian Palma Me llamo Pantaleón. De cariño me dicen Panta. Ruidosas y adictas al sexo. Somos diecisiete millones de individuos por cada humano que habita en la Tierra. Nuestra vida es efímera. Nos instruyen
“Ese pie que no baila no es mío, decía. Su progenitora se la quedaba viendo horas enteras, tratando de descubrir de dónde venían tales diferencias. Desde su nacimiento, no paraba de llorar, siempre llamando la atención”.